Durante nueve meses de vida en el útero, el bebé depende totalmente de su madre para obtener un entorno seguro y protegido y para la nutrición. El bebé en crecimiento puede verse afectado por diferentes factores.
Enfermedades de la madre
Enfermedades graves o crónicas en las críticas primeras semanas, pueden afectar al desarrollo temprano del feto cuando el sistema nervioso, órganos y miembros se están formando. La más conocida de estas enfermedades es la rubeola.
Tras doce semanas el feto está totalmente formado, aunque todavía es muy pequeño. El resto de la gestación se dedica a crecer y madurar, entonces el bebé resulta afectado menos seriamente por una enfermedad de la madre.
Nutrición y oxígeno
El bebé necesita un suministro continuo y constante de nutrientes y oxígeno procedentes de la madre. Para ello la placenta debe funcionar correctamente. Cualquier reducción en el suministro de nutrientes puede conducir a una disminución del ritmo de crecimiento del bebé.
Enfermedades importantes de la madre por encima de las doce semanas de gestación, pueden afectar a la nutrición disponible para el bebé.
Una repentina reducción del oxígeno disponible para el bebé puede conducir a un shock anóxico al sistema nervioso en desarrollo, ocasionando un retraso en el desarrollo del bebé a partir de ese momento. Esto puede producirse por una falta de oxígeno en la madre, como por ejemplo un ataque grave de asma durante el embarazo.
Se puede producir una privación lenta de oxígeno si la madre fuma durante el embarazo y bien conocido es que este hecho afecta al crecimiento del bebé.
Drogas
Ciertas drogas son conocidas por afectar adversamente al bebé en desarrollo durante el embarazo temprano, tal es el caso de los reconocidos efectos de la talidomida.
Drogas de placer que afectan directamente al sistema nervioso de la madre, tienen el mismo efecto en el sistema nervioso del bebé. Esto se advierte claramente tras el nacimiento y puede retrasar el desarrollo.
Otras drogas pueden afectar también al niño en desarrollo.
Accidentes y traumas
Desde la mitad del embarazo en adelante, el bebé está creciendo en tamaño y puede sufrir trauma físico si la madre tiene un accidente, como una caída o un impacto en la región pélvica o abdominal. El bebé puede golpearse contra los huesos pélvicos y absorber el golpe o sufrir un traumatismo por compresión. Puede haber necesidad de tratamiento tras el nacimiento.
Estrés emocional
El bebé es muy sensible al estrés emocional de la madre durante el embarazo, fundamentalmente cuando éste afecta a su seguridad emocional como futura madre. El estrés puede manifestarse como ansiedad respecto al bebé, dificultades en la relación de pareja, una defunción en la familia o cosas tales como una mudanza.
En estos casos el bebé puede manifestar ansiedad tras el nacimiento, mostrarse a menudo inseguro y con tendencia a no querer separarse de la madre o el padre.